El Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha contemplado por primera vez la posibilidad de abandonar la carrera presidencial para reelegirse por un segundo periodo, informó el diario estadounidense The New York Times.
Un texto firmado por los periodistas Michael D. Shear, Peter Bakery y Katie Rogers afirma que varias personas cercanas al Presidente Biden creen que el demócrata “ha comenzado a aceptar la idea de que tal vez no pueda ganar en noviembre y tenga que abandonar la carrera”, esto como una forma de ceder ante las cada vez más crecientes dudas y quejas entre los militantes de su partido, así como por sus simpatizantes y donantes en la campaña.
he New York Times señala que, de acuerdo a sus fuentes —tratándose de cuatro personas cercanas al Presidente, pero que pidieron el anonimato—, si bien Biden aún no se ha decidido en abandonar la carrera presidencial después de tres semanas de insistir en que lo único que lo detendría sería un diagnóstico médico por una enfermedad grave, otra de las personas cercanas al Presidente considera que “no sería una sorpresa si Biden hiciera pronto un anuncio apoyando a la vicepresidenta Kamala Harris como su reemplazo”.
Por otro lado, el reportaje señala que muchos otros miembros del partido, y alejados de la Casa Blanca, comentaron que cada vez aumentan más las expectativas de que el Presidente Biden pronto ceda a la renuncia de la reelección, un cambio significativo para los demócratas, quienes por varios días “estaban desesperados por hacerle cambiar de opinión”.
Varios simpatizantes de Biden, incluyendo congresistas, donantes y hasta el propio expresidente Barack Obama, han presentado sus inquietudes ante la plausibilidad de que el actual mandatario continúe en las elecciones presidenciales para enfrentar al republicano Donald Trump, quien también busca la reelección y que además lidera las encuestas de preferencias de voto.
Según fuentes del diario The Washington Post, Obama ha mantenido numerosas llamadas con compañeros demócratas, incluyendo la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, que ha dicho abiertamente que Biden debería abandonar sus aspiraciones de ser reelegido Presidente.
Esto se produce además después de que Biden haya dado positivo por COVID-19 y cancelara un acto de campaña en Las Vegas en medio de los llamamientos para que abandone la carrera presidencial tras su fracaso en el debate del mes pasado contra su rival republicano, el expresidente Donald Trump.
Biden, de hecho, afirmó en una entrevista emitida en la víspera en BET News que estaría dispuesto a replantearse su reelección si algún médico le diagnostica alguna enfermedad y reconoció que no esperaba que su candidatura provocara “tanta división”.
La conducta del Presidente Joe Biden a puerta cerrada, en el Despacho Oval, en el Air Force One y en reuniones por todo el mundo es descrita de la misma manera dúplice por quienes lo ven habitualmente en acción.
A menudo es agudo y atento. Pero también tiene momentos, sobre todo a última hora de la tarde, en los que sus pensamientos parecen desordenados y se queda a medias al hablar o parece confundido.
Los problemas ocasionales de concentración de Biden pueden no ser inusuales para alguien de su edad. Pero a sus 81 años, y en busca de otros cuatro años en la Casa Blanca, los momentos en los que está fuera de juego han adquirido una nueva resonancia tras su desastrosa participación en el reciente debate contra el republicano Donald Trump.
El cara a cara del 27 de junio alarmó a los demócratas y a sus patrocinadores, en parte porque Biden pareció mucho peor que en los momentos casi rutinarios en los que es menos agudo. Y eso ha suscitado dudas sobre si está preparado para una campaña que sólo va a ser más hostil y si puede gobernar eficazmente otros cuatro años en caso de ganar.
“Entendemos las preocupaciones. Lo entendemos”, dijo esta semana la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre. Pero insistió en que Biden no tiene intención de apartarse de la campaña.
La forma en que Biden actúa en privado, según los analistas más asiduos, suele coincidir con la forma en que lo hace en público. En ambos contextos, puede mostrarse dominante un día y vacilante otro.
Un día después del debate, la voz de Biden en un mitin en Carolina del Norte era enérgica; su mirada, alerta; su discurso, seguro. A medida que hablaba, los vítores llenaban la sala.
“Les doy mi palabra de Biden. No volvería a postularme si no creyera con todo mi corazón y toda mi alma que puedo hacer este trabajo”, dijo a sus simpatizantes. “Porque, francamente, hay demasiado en juego”.
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