El gobierno escocés se apresuró a desmentir la posibilidad de prohibir la tenencia de gatos, luego de que informes de prensa sugirieran que nuevas “restricciones” podrían traducirse en una prohibición encubierta.
El revuelo se originó tras la publicación de un informe de la Comisión de Bienestar Animal Escocés, donde se advertía que los gatos domésticos representan una grave amenaza para la vida silvestre, causando la muerte de 700 millones de aves y pequeños animales al año en el Reino Unido.
El documento recomendaba medidas de “contención felina”, como mantener a los gatos en interiores o con correas, así como limitar la introducción de nuevos gatos en zonas vulnerables. Sin embargo, la prensa interpretó esto como un intento de erradicación felina, generando una ola de indignación.
Ante la creciente polémica, el primer ministro John Swinney salió a calmar las aguas: “El gobierno no va a prohibir los gatos ni restringir su tenencia. No tenemos intención de hacerlo y no lo haremos”, aseguró en un mensaje contundente.
Pese a ello, el gobierno escocés confirmó que analizará medidas para equilibrar la convivencia de los felinos con la fauna autóctona. Algunas propuestas incluyen restringir su salida en horarios críticos para la vida silvestre, como amanecer y anochecer.
Desde Cats Protection, la mayor organización benéfica de protección felina en el Reino Unido, defendieron el derecho de las personas a convivir con sus mascotas. “Escocia es una nación de amantes de los gatos. Estos animales brindan compañía y ayudan a personas mayores o solitarias”, enfatizó Alice Palombo, vocera de la organización.