Roma — El cardenal Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat y uno de los 133 electores en el cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, expresó sentirse “curioso e inquieto” ante la responsabilidad de elegir al nuevo líder de la Iglesia católica.
López Romero, de 72 años, se distanció de la idea de elegir un imitador del papa latinoamericano. “No necesariamente tiene que ser un Francisco bis. Yo me conformo con que sea un buen cristiano, una buena persona”, declaró en entrevista con AFP.
El purpurado, de origen español pero nacionalizado paraguayo, reside en Marruecos desde 2017, donde asegura haber vivido una transformación espiritual. “No estoy para servir a la Iglesia, sino que, siendo Iglesia, debo servir al mundo musulmán”, afirmó.
Durante las reuniones previas al cónclave, los cardenales han debatido los desafíos del futuro papado. López considera que el próximo papa debe ser un líder que escuche y actúe con humildad, más que una figura simbólica de continuidad.
Apoyando una Iglesia misionera y sin fronteras, el cardenal cree posible que el nuevo pontífice provenga de regiones tradicionalmente marginadas: “¿Por qué no un papa de Myanmar, Australia o África?”, planteó.
Aunque técnicamente podría ser elegido, López descarta esa posibilidad con humor: “Es como si me dijeran que Messi se retira y yo soy el sustituto”. Para él, lo importante es que el nuevo pontífice represente los valores de unidad, justicia y fe.
