Nueva Zelanda encendió las alarmas en Silicon Valley con una propuesta legislativa que impediría el acceso de menores de 16 años a redes sociales, alegando graves riesgos para su salud mental y bienestar. La iniciativa incluye sanciones millonarias para las empresas que no verifiquen adecuadamente la edad de sus usuarios.
El primer ministro Christopher Luxon presentó el paquete de leyes inspirado en el modelo australiano, el cual ha sido catalogado como uno de los más estrictos del mundo. “Se trata de proteger a nuestras niñas y niños”, afirmó tajante el mandatario, mientras las tecnológicas reaccionaban con molestia.
Las plataformas podrían enfrentar multas de hasta 2 millones de dólares neozelandeses si permiten que menores burlen los controles. La iniciativa fue formulada por el Partido Nacional y requiere el respaldo de sus aliados para ser aprobada en el Parlamento.
Firmas como Meta y TikTok han criticado la propuesta, calificándola de “vaga” y “difícil de aplicar”. Alegan problemas con la privacidad y los métodos de verificación, pero el gobierno insiste en que el bienestar de los jóvenes está en juego. La tendencia mundial ya apunta hacia una regulación más firme.
Estudios recientes avalan la preocupación. Un reporte de JAMA reveló que el uso de redes antes de los 16 años incrementa los riesgos de ansiedad y depresión. En Nueva Zelanda, los niveles de angustia severa entre adolescentes se dispararon un 40% en la última década, según cifras del Ministerio de Salud.
NetSafe, la entidad de ciberseguridad del país, informó que uno de cada tres menores ha sido víctima de ciberacoso. El gobierno espera que, con estas medidas, se frene el deterioro emocional de los jóvenes y se obligue a las plataformas a asumir responsabilidad por sus efectos sociales.