En la ciudad de Swansea, Reino Unido, un hombre ha desconcertado a las autoridades y a la comunidad durante más de una década. Su nombre es David Hampson, y desde 2014 repite el mismo ritual: se planta en medio de una calle transitada, interrumpe el tráfico y guarda silencio absoluto ante policías, jueces y médicos.
Cada vez que es arrestado, pasa meses en prisión, pero al recuperar la libertad regresa al mismo lugar para repetir la escena. Su último episodio se registró el 19 de junio, frente a la propia comisaría central de la ciudad.
Las autoridades investigaron si Hampson era incapaz de hablar, pero testigos en prisión confirmaron que sí utiliza la voz en ocasiones, lo que llevó a concluir que su silencio es voluntario.
Diversos jueces ordenaron peritajes psiquiátricos, pero el acusado se negó a colaborar con los médicos. El informe forense, elaborado sin entrevista directa, no encontró una condición médica que explicara su conducta ni recomendó tratamiento.
El misterio se ha prolongado ya por once años, sin que se conozcan las razones que lo llevan a desafiar el tránsito de Swansea una y otra vez. Su negativa a explicar sus motivos mantiene el caso como un enigma judicial y social.
