El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha autorizado a Ucrania el uso de misiles de largo alcance en territorio ruso, una decisión que, según legisladores rusos, podría escalar el conflicto a niveles críticos. Este movimiento responde, en parte, al apoyo militar que Corea del Norte ha proporcionado a Rusia en el campo de batalla.
El sistema de misiles ATACMS, solicitado repetidamente por el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, permitirá a Ucrania atacar objetivos estratégicos en territorio ruso. Sin embargo, esta medida ha sido vista por el Kremlin como una declaración indirecta de guerra por parte de la OTAN, advirtió el presidente ruso, Vladimir Putin.
Legisladores rusos como Andrei Klishas y Vladimir Dzhabarov calificaron la acción como un camino directo hacia la Tercera Guerra Mundial. “Occidente ha decidido una escalada sin precedentes”, aseguró Klishas, mientras que Dzhabarov prometió una respuesta inmediata por parte de Moscú.
En este contexto, un reciente ataque ruso en Sumi, Ucrania, dejó ocho muertos, incluido un niño, y al menos diez heridos. El presidente francés, Emmanuel Macron, acusó a Putin de no buscar la paz y reiteró el apoyo de Francia a Zelenski.
Mientras tanto, la incertidumbre crece respecto al futuro de esta política, especialmente ante la posibilidad de que Donald Trump revierta estas decisiones si asume nuevamente el cargo. Trump ha expresado su oposición al financiamiento de la guerra.
La comunidad internacional observa con preocupación cómo estas tensiones podrían desatar un conflicto de escala global, mientras los esfuerzos diplomáticos permanecen estancados.