EUROPA.— Por increíble que parezca, científicos europeos han logrado lo impensable: crear eclipses solares artificiales desde el espacio, permitiendo observaciones prolongadas y precisas de la corona solar, una de las zonas más enigmáticas de nuestra estrella.
Este avance es gracias a la misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA), que opera con dos satélites volando en perfecta sincronía a 60 mil kilómetros de la Tierra. Uno de ellos actúa como un “disco” que bloquea el sol, mientras el otro, equipado con un telescopio, observa la corona con una claridad jamás vista.
Gracias a una precisión de vuelo tan fina como el grosor de una uña, los satélites han logrado eclipses de hasta cinco horas, 100 veces más largos que un eclipse natural. Y lo mejor: sin necesidad de que la Luna entre en escena.
Este logro no solo fascina a los astrónomos, sino que podría tener aplicaciones clave para proteger la tecnología en la Tierra, al estudiar las eyecciones de masa coronal que provocan tormentas solares capaces de afectar redes eléctricas y comunicaciones.
Los científicos esperan realizar hasta 200 eclipses artificiales en los próximos dos años, acumulando más de mil horas de datos solares. Esta innovación abre las puertas a nuevas misiones espaciales que requieran coordinación extrema en órbita.
Según el jefe de misión Damien Galano, “la calidad de las imágenes es extraordinaria”, y este nuevo método podría convertirse en una herramienta clave para desentrañar los secretos del sol.