En los últimos tres meses de 2024, Estados Unidos produjo más uranio concentrado que en cualquier trimestre de los últimos seis años, según datos de la Administración de Información de Energía (EIA).
El incremento en la producción se debe a la reapertura de la planta de White Mesa en Utah y al alza en los precios del uranio, impulsado por la creciente demanda de energía nuclear.
El interés en la energía atómica ha resurgido debido al aumento en el consumo eléctrico por centros de datos, fábricas y la electrificación del transporte. Como parte de esta estrategia, el gobierno estadounidense ha otorgado contratos a seis empresas para fabricar combustible nuclear.
El uranio es un elemento clave para la generación de energía nuclear, pero su extracción y uso conllevan riesgos. Desde la toxicidad química hasta la exposición a radiación, los expertos advierten sobre la necesidad de regulaciones estrictas para su manejo seguro.
Además, los residuos radiactivos generados por la fisión nuclear requieren de una gestión rigurosa para evitar impactos en el medio ambiente y la salud humana.
Mientras tanto, la reactivación de la industria nuclear en EE.UU. podría redefinir el panorama energético del país en los próximos años. Sin embargo, persisten dudas sobre los riesgos y desafíos que este auge conlleva.