excelsior.com.mx-El ambiente del restaurante romano Fiuto es sofisticado: luz tenue, música solemne, personal detallista… Pero en este local, los perros son tan bienvenidos como sus dueños.
La sección del menú para los clientes caninos presenta un amplio abanico de opciones: desde merluza con ricotta a pollo picado con puré de patatas, pasando por boles vegetarianos. Del lado de las bebidas, pueden escoger entre batido de manzana verde o de sandía.
«El menú fue estudiado con una nutricionista veterinaria con la que hemos determinado los ingredientes teniendo en cuenta sus alergias, porque los perros tienen muchas más alergias que los humanos», explica Luca Grammatico, un adiestrador de perros convertido en jefe de cocina de este restaurante abierto hace apenas un mes.
Los comensales parecen satisfechos: sin ladrar ni gruñir, todos están concentrados en sus platones de diseño, cómodamente instalados en cestos de felpa. Pepe, un bichón negro y blanco de cuatro años, lame hasta el último rincón de su cuenco negro con motivos geométricos.
Las mascotas «forman parte de nuestra familia». «Entonces, ¿por qué no podemos tratarlas como un miembro de la familia?», lanza Sara Nicosanti mientras se hace un autorretrato con Mango, su Jack Russell de cinco años, en una sala cubierta de espejos precisamente concebida para ello.
Esta agente inmobiliaria de 36 años dice estar «muy contenta» por la amplia oferta del menú «porque al menos ellos también pueden tener una dieta equilibrada».
Y «sin especies, sin sal y sin aceites», apostilla el chef barbudo y de alegre mirada, que intenta proponer platos «con un aspecto un poco más gurmé» y una presentación cuidada como uno con forma de hueso que enseña dentro de la cocina.
Sorprendentemente, «el pescado es muy apreciado porque es un sabor distinto al de su comida habitual», observa Luca.
Las porciones se adaptan a la talla del comensal: S (para los perros de 2 a 10 kilos), M (11-20 kg), L (21-30 kg) e incluso XL (+30 kg).