El Ejército de Estados Unidos ha creado una segunda “Área de Defensa Nacional” en la frontera con México, esta vez en Texas, sumándose a la ya establecida en Nuevo México. Estas zonas permiten detener migrantes sin activar la Ley de Insurrección de 1807.
La política es parte de la ofensiva migratoria del expresidente Donald Trump, quien en su retorno a la Casa Blanca ha redoblado las medidas para contener el flujo migratorio, aumentando la presencia militar en la frontera sur.
Aunque el control de cruces ilegales sigue en manos de la Patrulla Fronteriza (CBP), las tropas pueden interceptar y entregar migrantes a las autoridades civiles. Hasta el momento, 82 personas han sido acusadas por cruzar estas zonas, aunque los soldados aún no han realizado detenciones directas.
Un funcionario del Departamento de Defensa afirmó que por ahora no es necesario aplicar la Ley de Insurrección, aunque Trump había pedido evaluar esa opción.
Actualmente, 11,900 soldados patrullan la frontera, mientras los cruces ilegales se han reducido drásticamente, según cifras oficiales. Sin embargo, organizaciones civiles y expertos en derechos humanos han expresado preocupación por la militarización de la región.
