Ciudad del Vaticano, 21 de abril — El papa Francisco, primer pontífice latinoamericano y figura emblemática de una Iglesia en transformación, ha fallecido este lunes a los 88 años, según confirmó el Vaticano en un comunicado transmitido por su canal oficial. Su muerte marca el cierre de un pontificado que desafió las normas, removió estructuras y dividió a creyentes en todo el mundo.
“Queridos hermanos y hermanas, con profunda tristeza debo anunciar la muerte de nuestro santo padre Francisco”, declaró el cardenal Kevin Farrell. “A las 7:35 de esta mañana (01:35 am en Ciudad Juàrez), el obispo de Roma, Francisco, ha vuelto a la casa del Padre”.
Francisco, cuyo nombre de nacimiento era Jorge Mario Bergoglio, había superado recientemente un severo cuadro de doble neumonía, tras haber estado hospitalizado durante 38 días. Apenas ayer, en un emotivo Domingo de Pascua, había regresado al balcón de la plaza de San Pedro, bendiciendo a los fieles en lo que ahora se reconoce como su despedida pública final.
Líderes del mundo reaccionaron de inmediato. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, lo describió como “un hombre de humildad que inspiró más allá de su Iglesia”. Desde Timor Oriental, el presidente José Ramos-Horta lo calificó como “un símbolo de justicia y fraternidad”.
Francisco fue elegido papa en 2013, en medio de una crisis institucional sin precedentes. Reemplazó al alemán Benedicto XVI, quien renunció sorpresivamente ese mismo año. Desde el inicio, Bergoglio impuso un estilo distinto: rechazó los lujos del Palacio Apostólico, optando por una vida más austera en la residencia Santa Marta, y adoptó un tono pastoral más cercano a los pobres y marginados.
Su gestión, sin embargo, no estuvo exenta de controversias. Mientras intentaba limpiar la burocracia vaticana y lidiaba con escándalos de abusos sexuales, fue criticado tanto por sectores conservadores —que lo acusaban de socavar la tradición— como por progresistas que exigían reformas más profundas.
Durante su papado, se convirtió en un referente global por su compromiso con el diálogo interreligioso, la ecología, los derechos de los migrantes y la lucha contra la pobreza. También protagonizó gestos históricos, como su encuentro con el Gran Ayatolá Alí Sistani en Irak y su defensa de la Amazonía.
Francisco deja una Iglesia que sigue enfrentando grandes desafíos, pero con un Colegio Cardenalicio mayoritariamente alineado a su visión. De los actuales cardenales electores, casi el 80% fueron nombrados por él, lo que podría influir decisivamente en la elección de un sucesor que continúe su línea reformista.
La Iglesia Católica, y el mundo, se preparan ahora para despedir a uno de los papas más influyentes, complejos y mediáticos de los tiempos modernos.
