Moscú.— El presidente ruso, Vladímir Putin, ha firmado una nueva ley que marca un paso trascendental en la consolidación del control digital del Kremlin: la creación de Max, una superaplicación de mensajería con funciones integradas de servicios gubernamentales, pagos y verificación de identidad.
Inspirada en el modelo chino de WeChat, Max fue desarrollada por VK (Vkontakte) y presentada en versión beta en marzo de 2025. Su despliegue se produce en un contexto donde Rusia intensifica su estrategia de soberanía digital, buscando reducir al mínimo la dependencia de plataformas extranjeras como WhatsApp y Telegram.
La aplicación permite desde transferencias electrónicas y firmas digitales legalmente válidas hasta el acceso a servicios públicos como trámites e identificación. Además, es obligatoria para los organismos estatales desde junio de este año.
El gobierno ruso afirma que Max mejorará la eficiencia burocrática, pero sus detractores denuncian que refuerza la censura y la vigilancia estatal. Organizaciones de derechos digitales expresaron alarma por la posibilidad de que la app se convierta en una herramienta de monitoreo masivo.
Aunque VK sostiene que Max es independiente de otras plataformas, sus vínculos con altos funcionarios del Kremlin —como Vladimir Kiriyenko, hijo de un asesor clave de Putin— siembran dudas sobre su imparcialidad.
Con esta superapp, Rusia no solo digitaliza su administración, sino que reconfigura la interacción entre ciudadano y Estado bajo una red vigilada y controlada desde el poder central.