En días recientes, el diputado de Movimiento Ciudadano, Francisco Adrián Sánchez, publicó un mensaje acusando sin fundamentos a quienes integramos otras fuerzas políticas en el Congreso de haber “protegido a narcoterroristas”. La afirmación, además de temeraria, es irresponsable y profundamente ofensiva.
Resulta preocupante que un legislador recurra a este tipo de acusaciones sin ningún sustento jurídico ni práctico, únicamente con la intención de generar polémica en redes sociales. No hay una sola evidencia, argumento legal o análisis serio que respalde sus dichos. Lo que sí hay, en cambio, es una clara intención de posicionarse en la conversación pública a costa del respeto institucional y de la verdad.
La responsabilidad de representar a la ciudadanía no debe tomarse a la ligera. Quienes integramos este Congreso tenemos el deber de analizar con rigor cada iniciativa, cada reforma, cada dictamen. Disentir es sano, incluso necesario, pero convertir el debate público en un espectáculo basado en ocurrencias y desinformación degrada el trabajo legislativo y daña la confianza de la sociedad.
El diputado Sánchez ha optado por apropiarse de temas virales sin detenerse a comprender su complejidad legal, política y social. Más que construir, busca likes. Más que legislar, busca likes. Más que dialogar, busca likes.
Llamamos al diputado a ejercer su función con la seriedad que exige el cargo. La seguridad pública, el combate al crimen y el fortalecimiento de nuestras instituciones requieren altura de miras, no frases vacías ni protagonismos.
Como Congreso, no debemos caer en provocaciones. Pero sí debemos señalar, con toda claridad, cuando un representante elige el camino de la confrontación mediática por encima de su responsabilidad constitucional.
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