En un giro inesperado de la política estadounidense, el asesinato del activista conservador Charlie Kirk abrió la puerta para la reconciliación entre el expresidente Donald Trump y el empresario Elon Musk, tras meses de un enfrentamiento público que parecía irreconciliable.
El reencuentro se dio este domingo en Glendale, Arizona, durante el multitudinario servicio memorial en honor a Kirk, realizado en el State Farm Stadium, donde decenas de miles de personas se congregaron para despedir al líder de derecha asesinado el pasado 10 de septiembre.
Antes de que Trump subiera al estrado para dirigir unas palabras a los asistentes, Musk sorprendió al acercarse al expresidente, sentarse junto a él y estrecharle la mano. La escena fue captada por cientos de cámaras y más tarde el propio Musk la difundió en su red social X, donde publicó la imagen con un breve mensaje: “For Charlie”.
El gesto marcó la primera vez que ambos fueron vistos juntos desde junio, cuando protagonizaron un enfrentamiento abierto a raíz del plan de gasto y recaudación impulsado por Trump en el Congreso. En aquel entonces, Musk criticó duramente la propuesta por aumentar la deuda de Estados Unidos y eliminar incentivos fiscales para la energía renovable y los vehículos eléctricos, productos clave de Tesla. La disputa escaló hasta el punto en que Musk sugirió la destitución de Trump, lo acusó de estar vinculado a Jeffrey Epstein y amenazó con retirar los servicios de SpaceX al gobierno federal.
Trump, por su parte, respondió con amenazas de investigar las empresas de Musk y revisar los subsidios que recibían. En una entrevista con NBC, llegó a declarar que no tenía intención alguna de volver a hablar con el magnate tecnológico, dando por rota la relación.
La reconciliación en el memorial de Kirk, sin embargo, confirmó lo que el propio activista había anticipado meses atrás: que, pese a las diferencias, ambos terminarían reencontrándose por conveniencia y afinidad política. Su viuda, Erika Kirk, envió un mensaje de perdón desde el estrado, incluso hacia el asesino de su esposo, en un discurso que dio un tono de reconciliación al evento.
El homenaje estuvo marcado por la emotividad, pero también por la política. Trump recordó a Kirk como un hombre de “espíritu noble”, aunque en un tono de sinceridad admitió que no podía imitar esa generosidad hacia sus adversarios. “Yo odio a mis oponentes y no quiero lo mejor para ellos”, dijo entre aplausos y reacciones divididas del público.
Lo cierto es que la imagen de Trump y Musk, nuevamente juntos y en diálogo, quedó como el símbolo más potente de una jornada en la que la tragedia de un líder conservador terminó sirviendo de catalizador para el reencuentro de dos de las figuras más influyentes de la política y la tecnología estadounidense.