Por Carlos Angulo Parra
Verdaderamente sorprende a muchos la actitud de la presidente Sheinbaum cuando se le pregunta su opinión sobre el premio Nobel de la Paz concedido a María Corina Machado, líder opositora de Maduro en Venezuela, cuando fríamente se refiere a eso con un “sin comentarios”.
Eso manda una clara señal a los mexicanos y al mundo en general sobre la posición ideológica de nuestra presidente, respecto al apoyo incondicional que profesa hacia al régimen de Maduro. Ella, luego trata de excusarse con el consabido principio de “no intervención”, tan manoseado a su antojo por ella misma, cuando hipócritamente interviene cuando le conviene, en apoyo de algún personaje de la izquierda, sin importarle su comportamiento político que haya tenido en su país.
¿Qué debemos de aprender de ese comportamiento vergonzoso de nuestra presidente?
Opino que la enseñanza que debemos sacar de ello es que es intolerante, que por su ideología se va hasta la aberración de cualquier principio ético o de la más elemental decencia.
Ese comportamiento sí nos debe de preocupar porque hemos visto que el régimen de morena no se ha detenido en la destrucción de nuestras instituciones republicanas, que está dispuesto a todo con tal de mantenerse en el poder.
Sin embargo, sí, la presidente ha sido, yo diría, más que proclive a las exigencias de Trump. Ella le concede todas sus peticiones que generalmente nacen de ocurrencias o exigencias de las estructuras de poder que existen en los Estados Unidos.
La prueba más palpable de ello es lo que acaba de acontecer con el tema del agua, cuando la presidente, ni tarda ni perezosa, concede a los Estados Unidos cantidades enormes de agua que ni siquiera se encuentra localizada en las cuencas sujetas al tratado de aguas suscrito entre México y los Estados Unidos, en 1944.
La señal que debemos de interpretar es que la presidente cuando se siente débil es proclive a ceder lo necesario para mantenerse en el poder, pero implacable cuando siente que tiene más poder que el adversario que se le enfrente.
Debemos de tomar en cuenta, que en Latinoamérica y en el mundo entero, los astros se alinean por gobiernos que son enemigos del socialismo (me atrevo a no llamarlos de “derecha”, porque el término provoca por sí mismo repulsión), que son, en su mayoría, gobiernos liberales que creen en la dignidad de la persona humana, en el orden y Estado de Derecho, como base para el desarrollo de las sociedades, que promueven el libre mercado en una economía capitalista, en donde la función del Estado es la de vigilar que no haya distorsiones de mercado que perjudiquen a la economía y a los individuos que integran a una nación, y, sobre todo, el otorgar realmente seguridad y justicia.
Ahora la presidente Sheinbaum se encuentra en una encrucijada por la cual deberá de tomar posturas claras y dejar de andar navegando, no entre dos aguas, sino entre múltiples corrientes que empujan cada una para el lado que les conviene.
Por un lado, tiene que atender el problema de la inseguridad, en donde está en su resolución su principal aliado, García Harfuch, que cada día asesta más golpes dirigidos en contra de múltiples actividades del crimen organizado, pero se topa que en muchas de ellas se encuentran involucrados personajes del régimen de morena y muchos de ellos cercanos al expresidente López o a sus hijos.
Por ello, la presidente tiene que liderar con las reacciones del expresidente López, que es claro que trae su propia agenda y compromisos.
Debemos de tomar en consideración que ya vienen las elecciones en donde se selecciona a los integrantes de la Cámara de Diputados en su totalidad, múltiples congresos locales, gubernaturas, ayuntamientos y alcaldías.
Es por ello que la presidente quiere impulsar una agenda de mayor destrucción de la democracia con su reforma electoral, en la que quiere aún mayor control de los órganos electorales y de la elección en sí, mediante la eliminación de las diputaciones plurinominales.
También quiere tener mayor dominio político en su propio partido, mediante el ejercicio del garrote con el control absoluto de la Fiscalía General de la República, y la eliminación del fuero para los legisladores, pudiendo así tener un dominio eficaz sobre las candidaturas y disciplina de los legisladores.
En conclusión, lo que se avecina para la presidenta y para el país, se puede resumir en lo siguiente:
- Presiones exteriores del Trump que no sabemos hasta dónde pueden llegar.
- Presiones del expresidente López, que pueden generar luchas internas en el régimen de morena de pronóstico reservado.
- Presiones de la propia presidente que pueden desatar disrupciones graves dentro del régimen de morena.
- Presiones del crimen organizado que sintiéndose vulnerable puede reaccionar con muchísima violencia.
- Presiones derivadas de la falta de dinero en el gobierno y las reacciones del mismo para solucionarlas que puedan crear crisis financieras y mayores fugas de capitales, baja inversión y crisis económica.
- Presiones tanto de la oposición como de la ciudadanía en general, en la que las nuevas generaciones puedan tener mayor relevancia y actúen con mayor contundencia y causen múltiples disrupciones sociales y políticas.
