En vísperas del Día de Acción de Gracias, la organización PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) ha sacudido al mayor productor de pavos congelados de Estados Unidos, Butterball, con impactantes denuncias de abuso hacia las aves en sus plantas procesadoras. Imágenes y videos recientemente revelados muestran actos de violencia física y sexual contra los pavos, generando una oleada de indignación en redes sociales y llamados a boicotear los productos de la marca.
Denuncias de maltrato sistemático
La investigación, llevada a cabo por un infiltrado de PETA en una de las instalaciones de Butterball, documentó perturbadores actos de crueldad. Los videos muestran a trabajadores insertando sus dedos en las cavidades de los pavos, acciones que los activistas califican como abuso sexual. Además, se registraron agresiones físicas como golpes, patadas y manejo brutal de los animales.
Esta no es la primera vez que Butterball enfrenta señalamientos por maltrato animal. PETA recordó incidentes previos en 2006 y 2017, incluyendo golpes contra las jaulas y pisoteo de las cabezas de los pavos. Los activistas denuncian un patrón sistemático de abuso en las operaciones de la compañía.
Respuesta de Butterball
En un comunicado, Butterball negó que los videos reflejen sus prácticas actuales y destacó que las imágenes compartidas en redes sociales corresponden a incidentes de hace casi dos décadas, antes de su certificación por parte de American Humane. «Nos tomamos el bienestar animal muy en serio y realizamos inspecciones periódicas para garantizar prácticas éticas», señaló la empresa.
Butterball, que es el único productor de pavos certificado por American Humane, asegura que desde su transición a empresa privada ha implementado medidas estrictas para evitar el maltrato animal.
Activistas exigen acciones inmediatas
PETA, por su parte, sostiene que las denuncias recientes son evidencia de que los abusos continúan. «El Día de Acción de Gracias no debería estar marcado por el sufrimiento de estos animales», afirmó la organización en un comunicado, haciendo un llamado a boicotear los productos de Butterball y a considerar alternativas basadas en plantas.
El escándalo ha generado un debate sobre el trato a los animales en la industria alimentaria y la necesidad de supervisión más estricta. Mientras tanto, el consumo de pavos en Estados Unidos sigue en aumento durante esta temporada festiva, dejando en el aire preguntas sobre el verdadero costo ético de las tradiciones culinarias.