Lo que prometía ser una noche inolvidable de música y fiesta en Santo Domingo se transformó en una tragedia nacional, cuando el techo de la discoteca Jet Set colapsó en plena presentación del merenguero Rubby Pérez, dejando un saldo devastador de al menos 27 muertos y más de 150 heridos.
El colapso ocurrió sin previo aviso. Testigos describen una sacudida repentina, “como un terremoto”, que en segundos convirtió la fiesta en una escena de caos y desesperación. El paradero del cantante era incierto hasta la noche del martes, mientras su hija, que sobrevivió, lo buscaba entre los escombros y hospitales.
Entre los fallecidos se encontraba la gobernadora de Monte Cristi, Nelsy Cruz. La magnitud del desastre ha generado una ola de conmoción en todo el país. El presidente Luis Abinader acudió personalmente a la zona, visiblemente afectado, y prometió esclarecer lo ocurrido.
Más de 370 socorristas trabajaron sin descanso entre los restos del icónico recinto. Decenas de personas seguían llegando a hospitales y al lugar del colapso, con la esperanza de recibir noticias de sus seres queridos. Algunos lograron salir por su cuenta minutos antes del derrumbe.
La discoteca Jet Set, con medio siglo de historia, era un símbolo de la vida nocturna en República Dominicana. Con capacidad para mil personas, su popular programa “Lunes de Jet Set” era un atractivo turístico y cultural. Ahora, su futuro es incierto.
El país, que ha apostado con éxito al turismo como motor económico, enfrenta hoy una de sus peores tragedias urbanas recientes. Las investigaciones ya comenzaron, y los ojos de todo un país están puestos sobre las causas de esta catástrofe.