Moscú— El presidente ruso Vladimir Putin anunció este viernes el inicio de la producción de los nuevos misiles hipersónicos Oreshnik y confirmó que Rusia planea desplegarlos en Belarús antes de que termine el año, en lo que representa una escalada significativa de su estrategia militar en Europa del Este.
Durante una reunión con el presidente bielorruso Alexander Lukashenko en la isla Valaam, cerca de San Petersburgo, Putin afirmó que las fuerzas armadas ya han seleccionado los sitios para el despliegue de los misiles balísticos de alcance intermedio Oreshnik, que ya han sido fabricados y han entrado en servicio militar.
“Los trabajos preparatorios están en marcha y, lo más probable, terminaremos antes de fin de año”, aseguró Putin. El Oreshnik, cuyo nombre en ruso significa “avellano”, fue utilizado por primera vez en noviembre contra una fábrica en Dnipro, Ucrania, dedicada a la producción de misiles durante la era soviética.
Putin elogió las capacidades del arma, afirmando que sus múltiples ojivas viajan a velocidades de hasta Mach 10, lo que las hace “inmunes a la interceptación”. Según el mandatario, el uso de varias de estas ojivas en un solo ataque convencional podría tener un poder destructivo comparable al de un ataque nuclear.
El jefe de las fuerzas de misiles de Rusia ha señalado que el Oreshnik puede portar ojivas tanto convencionales como nucleares, con un alcance capaz de llegar a toda Europa. Los misiles de alcance intermedio —entre 500 y 5,500 kilómetros— estuvieron prohibidos durante décadas por un tratado entre Moscú y Washington que fue abandonado en 2019.
Putin también advirtió a Occidente que Moscú podría utilizar el Oreshnik contra los aliados de la OTAN que permitan a Ucrania lanzar ataques de largo alcance contra territorio ruso.
El despliegue del Oreshnik forma parte de una estrategia más amplia firmada en otoño pasado, cuando Putin y Lukashenko acordaron un tratado que extiende las garantías de seguridad de Rusia a Belarús, incluyendo el posible uso de armas nucleares para repeler ataques externos. Esta medida llegó junto con una revisión de la doctrina nuclear rusa, que ahora incluye formalmente a Belarús bajo el paraguas nuclear del Kremlin.
Lukashenko, quien ha gobernado Belarús por más de 30 años con el respaldo político y económico de Moscú, permitió en 2022 que Rusia utilizara su territorio para lanzar tropas hacia Ucrania, así como para almacenar armas nucleares tácticas. Aunque Rusia no ha revelado la cantidad exacta, Lukashenko afirmó en diciembre que Belarús posee actualmente “varias decenas” de esas armas.
Con una frontera de más de mil kilómetros con Ucrania, el despliegue de armas nucleares en Belarús facilita el alcance de misiles y aviones rusos a territorio ucraniano y amplía la capacidad de Moscú para amenazar objetivos en Europa Central y del Este.
La nueva doctrina nuclear firmada por Putin también redujo formalmente el umbral para el uso de este tipo de armamento. El documento establece que Rusia podrá emplear armas nucleares no sólo en respuesta a ataques con armas de destrucción masiva, sino también ante agresiones convencionales que pongan en riesgo la soberanía o la integridad territorial de Rusia o Belarús.