El Gobierno ruso anunció este lunes que ha levantado oficialmente la moratoria que mantenía desde 2019 sobre el despliegue de misiles terrestres de corto y medio alcance, decisión que eleva las tensiones con Estados Unidos y sus aliados. La medida, según el Kremlin, responde a la “falta de reciprocidad” por parte de Occidente y a la creciente presencia de armamento similar en Europa y la región Asia-Pacífico.
La moratoria rusa fue instaurada de manera unilateral luego de la desaparición del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés), que prohibía a Estados Unidos y a Rusia desarrollar misiles terrestres con un rango de entre 500 y 5 500 kilómetros. El acuerdo fue considerado durante décadas una piedra angular de la estabilidad estratégica global, hasta que Washington se retiró en 2019, acusando a Moscú de incumplimiento.
“Ya no existen las condiciones para seguir manteniendo la moratoria”, expresó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia en un comunicado oficial. “Si EE. UU. o sus aliados despliegan estos misiles en regiones estratégicas, nos reservamos el derecho de responder de manera adecuada”, advirtió la cancillería rusa. Las declaraciones llegan en un momento de creciente tensión en Europa del Este, marcado por el conflicto prolongado en Ucrania y el rearme de la OTAN.
El exmandatario y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dmitri Medvédev, respaldó la decisión y aseguró que el país está listo para “adoptar nuevos pasos estratégicos” si considera amenazada su seguridad nacional. Medvédev también lanzó una advertencia directa a Estados Unidos y Europa: “Estén preparados para lo que viene”.
Analistas internacionales han señalado que si bien la decisión no implica un despliegue inmediato de misiles por parte de Rusia, sí representa un cambio importante en la doctrina militar del país. Para algunos expertos, la eliminación de esta barrera abre la puerta a una nueva carrera armamentista que podría replicar escenarios de la Guerra Fría, ahora bajo condiciones tecnológicas más avanzadas y con múltiples frentes en disputa.
Desde Washington no ha habido una reacción inmediata, aunque fuentes del Pentágono indicaron que “se está monitoreando cuidadosamente la situación”. La comunidad internacional observa con creciente inquietud lo que podría convertirse en un punto de quiebre para la seguridad global, particularmente en regiones donde las tensiones geopolíticas ya están al límite.