El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a desatar polémica en el pleno de la Asamblea General de Naciones Unidas al declarar que el cambio climático es “la mayor estafa” del mundo, reafirmando su escepticismo frente a las iniciativas internacionales para combatir la crisis ambiental.
Mientras la comunidad científica insiste en que el calentamiento global es real, está causado principalmente por la actividad humana y sus efectos se agravan cada año —con temperaturas más altas, tormentas más intensas y deshielo acelerado—, Trump optó por cuestionar tanto a los expertos como a los organismos multilaterales.
La ONU ha advertido que retrasar las medidas contra el cambio climático podría tener consecuencias devastadoras para el planeta y para la población mundial. Sin embargo, Trump dedicó varios minutos de su discurso a criticar a la Unión Europea por su política de reducción de emisiones, alegando que esa estrategia ha dañado la economía de la región.
Asimismo, advirtió a los países que invierten en energías renovables que podrían enfrentar pérdidas económicas, mientras defendió con firmeza la producción de combustibles fósiles como motor del desarrollo estadounidense. “No tenemos que buscar mucho, porque tenemos la mayor cantidad de petróleo y gas del mundo, y si añadimos el carbón, tenemos la mayor cantidad del mundo”, sostuvo.
El mandatario presumió que su administración ha impulsado la extracción y consumo de petróleo, gas y carbón, en abierta contradicción con las recomendaciones científicas y con los compromisos internacionales de reducción de emisiones.
Las declaraciones del presidente estadounidense se produjeron a solo un día de que António Guterres, secretario general de la ONU, convoque una cumbre climática destinada a que los países presenten nuevos planes de acción frente a la crisis ambiental. El contraste entre ambos mensajes marca un nuevo choque entre el discurso de Washington y las prioridades globales en materia de sostenibilidad.
