El Papa León XIV aprobó la beatificación de once sacerdotes considerados “mártires”, asesinados por los regímenes nazi y comunista de Europa Central en las décadas de 1940 y 1950.
Entre ellos se encuentran nueve salesianos polacos, fallecidos en los campos de concentración de Auschwitz y Dachau, y dos sacerdotes diocesanos checos ejecutados durante el régimen comunista en Checoslovaquia.
Según Vatican News, los religiosos polacos fueron perseguidos únicamente por su condición de sacerdotes, mientras que los diocesanos Jan Bula y Václav Drbola fueron ejecutados “por odio a la fe” y su compromiso pastoral.
Además, el Vaticano anunció decretos para reconocer como “venerables” a cuatro religiosos: dos españoles, un sardo y un fraile de Liguria. Entre ellos, la española María Evangelista Quintero Malfaz, mística del siglo XVII, y el dominico José Merino Andrés, predicador madrileño del siglo XX.
En la Iglesia católica, la santidad se alcanza en tres etapas: venerable, beato y santo. Los mártires pueden ser beatificados sin necesidad de un milagro, al considerarse su muerte un acto de fe heroico.
