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Reforma electoral a modo

by EditorJRZ
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Por Eduardo Borunda

Bien se ha dicho que “el poder es para poder”. Agregaría a esta frase pública y reconocida más en el estado de Chihuahua que “el poder es para seguir en el poder”. La creación de la “Comisión Presidencial para la Reforma Electoral” tiene como objetivo y a todas luces es reconfigurar el juego democrático y perpetuar el grupo en el poder por 100 años.

La historia del partido hegemónico en México nos indica que así fue. Ya no son los hijos del viejo régimen encarnados en los partidos políticos que los vieron nacer. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) parió hijos como el PPS y/o el PARM. Alentó también a partidos que tenían cierta afinidad con el sistema que garantizaban la estabilidad política y la seguridad nacional, dando una imagen de un régimen democrático.

Los nuevos partidos que han surgidos son nietos del viejo sistema, cuyas peculiaridades se pueden observar en los currículums de los integrantes de los partidos, que se transforman en una nueva élite política, cumpliendo el ciclo vital de las instituciones políticas: nacen, se desarrollan, se reproducen y finalmente mueren.

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La conformación de la “Comisión Presidencial para la Reforma Electoral” (COPRE) tiene en sí un propósito: garantizar la permanencia del partido en el poder. ¿Quieren vernos la cara? La respuesta a la pregunta puede tener nuevas dimensiones, incluso, no descarto que sea de buena fe la intención, sin embargo, al no haber una propuesta concreta surgen estas dudas. También puede existir ya un borrador, y lo que intentan es maquillar de consulta una disposición presidencial.

Lo peor que puede pasar de dicha Comisión es improvisar y ver que sale, sin olvidar que ronda un fantasma con el paradigma de la regresión autoritaria en México, sin menospreciar las palabras de César Cansino cuando se preguntaba ¿Después del PRI qué? Para recordarnos que había escenarios que no preveíamos desde el campo de las ciencias sociales. Es decir, nadie se imagina que llegaría un partido por la vía democrática para tratar de establecer un nuevo sistema hegemónico con un partido tan fuerte e impulsando una reforma del estado mexicano en sus estructuras institucionales con un régimen de partido autoritario.

La partidocracia existe en México desde siempre. La delgada línea de poder que unía al presidente en turno con el partido en el poder siempre se había criticado por la oposición, e hizo crisis en 1994. Hoy, cuando la titular del ejecutivo se pronuncia, no sabemos a ciencia cierta si lo hace como el poder que representa o el partido al que pertenece. Es decir, no hay una separación material y formalmente hablando… ni siquiera hay entonces oposición real.

Esperemos que a los foros de consulta se inviten a los actores políticos, que se hagan propuestas serias para fortalecer el régimen democrático y quitar el poder a los partidos que acaparan en las élites los cargos de elección, principalmente los de representación proporcional. Elecciones primarias donde pueda votar el ciudadano por un solo candidato de un partido político a un cargo de elección; una elección constitucional donde el 50% más uno defina al ganador de la contienda dando legitimidad para quien ocupe los espacios. En caso contrario, que ninguna candidatura obtenga la mayoría del 50% de los votos irá a una segunda vuelta con los dos primeros lugares de los participantes.

Será bueno también la implementación de urnas electrónicas, buscar el voto en ausencia, incentivar la participación ciudadana, castigar a los partidos políticos vinculados con el crimen organizado, disminuir el número de senadores y discutir ampliamente la reconformación de la representación en las cámaras de acuerdo con el porcentaje de votación obtenida para no permitir la sobre-representación de un partido que con una votación inferior tenga mayoría relativa y/o absoluta sin el voto ciudadano.

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