En un giro radical de su postura, Donald Trump ha abrazado las criptomonedas como parte fundamental de su nueva administración. Así lo declaró su vicepresidente J. D. Vance durante la conferencia Bitcoin 2025 en Las Vegas, donde prometió que Estados Unidos se convertirá en “un santuario” para los activos digitales. Trump, quien antes criticaba el bitcoin, ahora impulsa políticas para normalizar su uso a nivel federal.
“Estamos eliminando la burocracia y las guerras legales contra las criptomonedas”, declaró Vance ante miles de entusiastas. En ese sentido, Trump nombró como nuevo titular de la SEC a Paul Atkins, un defensor de las criptos, desplazando a Gary Gensler, conocido por su línea dura contra el sector.
Entre las medidas más sorprendentes, Trump ha creado una “reserva estratégica” federal alimentada con bitcoins confiscados, y la OCC ha autorizado a bancos tradicionales a usar monedas digitales. La administración también respalda la Ley GENIUS, que busca regular las ‘stablecoins’ con un marco legal definido.
No obstante, la cruzada cripto de Trump está envuelta en polémica. El expresidente lanzó su propia moneda, el \$TRUMP, y fundó una nueva plataforma de intercambio: World Liberty Financial. Estas acciones han desatado críticas por potenciales conflictos de interés y uso de poder para fines personales.
El 22 de mayo, Trump invitó a los 220 mayores poseedores de \$TRUMP a una cena privada, lo que intensificó las sospechas sobre vínculos entre su gobierno y sus negocios digitales. Además, su empresa Trump Media planea recaudar 2,500 millones de dólares para crear una nueva reserva privada en bitcoin.
Con estas acciones, Trump se posiciona como una figura clave en la institucionalización del bitcoin en Estados Unidos, aunque también abre un debate sobre ética, transparencia y los límites entre lo público y lo privado.
