Arte invisible vendido en 18 mil dólares desata polémica mundial!

Lo que parecía un simple remate artístico en Italia terminó generando un debate global. Una escultura invisible, titulada Io Sono (“Yo soy”), del escultor Salvatore Garau, fue subastada en mayo de 2021 por la casa Art-Rite y adquirida por un comprador anónimo por más de 18.000 dólares. La peculiaridad: la obra no puede verse ni tocarse.

El valor de la pieza fue respaldado únicamente por un certificado de autenticidad y un conjunto de instrucciones que indicaban cómo debía instalarse: en un espacio privado de cinco pies por cinco pies, completamente vacío y libre de obstáculos. Lo que muchos llamaron “la nada más cara del mundo” rápidamente dividió opiniones en el ámbito cultural.

Garau defendió su creación al señalar que se trata de una “obra inmaterial”. Según él, la pieza no es un vacío absoluto, sino un espacio cargado de energía y potencial creativo. Para sostener su argumento citó el principio de incertidumbre de Heisenberg, insistiendo en que incluso la nada contiene energía capaz de transformarse en materia.

El escultor ya había experimentado antes con este tipo de propuestas. En Buddha in Contemplation, por ejemplo, delimitó con cinta adhesiva un espacio en una vereda de Milán y lo declaró una obra invisible. Para Garau, el verdadero objetivo de estas piezas es activar la imaginación del espectador, quien completa la obra con su mente.

La venta de Io Sono reabrió un viejo debate: ¿qué es el arte? Para algunos, basta la intención del creador y la validación de instituciones artísticas. Para otros, se trata de una burla al público y al mercado, dispuesto a pagar miles de dólares por algo intangible.

Lo cierto es que la obra, invisible o no, ocupó un lugar concreto en el mercado: exactamente 18.300 dólares. La pregunta que queda es si este tipo de expresiones redefinen el arte o simplemente marcan los excesos de un sistema en el que todo puede convertirse en mercancía.