Una nueva simulación astronómica pone en duda el destino apocalíptico que se pensaba inevitable: la colisión entre la Vía Láctea y la galaxia de Andrómeda. Según un estudio publicado en Nature Astronomy, la probabilidad de impacto en los próximos cinco mil millones de años es solo del 2%.
La investigación, liderada por el Dr. Till Sawala de la Universidad de Helsinki, utilizó datos recientes del telescopio Gaia y del Hubble, además de considerar por primera vez el papel gravitacional de la Gran Nube de Magallanes (GMM), un satélite de la Vía Láctea.
Mediante 100 mil simulaciones, los científicos descubrieron que, aunque aún existe una posibilidad de interacción gravitacional cercana entre ambas galaxias, el escenario de una fusión destructiva ha sido pospuesto —si ocurre— por al menos otros 8 a 10 mil millones de años.
Además, para entonces, el Sol ya habrá completado su ciclo de vida, por lo que cualquier consecuencia directa para la Tierra será irrelevante.
Este hallazgo representa un cambio importante en el modelo del Grupo Local, el cúmulo galáctico que ambas dominan. Andrómeda, con 1.5 billones de masas solares, es más masiva que la Vía Láctea, pero las nuevas mediciones han permitido afinar sus trayectorias.
Aunque los riesgos cósmicos se alejan, los investigadores reconocen que la incertidumbre sigue presente. “Hemos mejorado nuestras predicciones, pero aún hay mucho por entender sobre la danza de las galaxias”, dijo Sawala.