WASHINGTON.– Maurene Comey, una fiscal federal clave en el caso del fallecido delincuente sexual Jeffrey Epstein y también hija del exdirector del FBI James Comey, fue abruptamente despedida esta semana de su cargo como asistente del fiscal en Manhattan. La decisión ha encendido alarmas sobre posibles represalias políticas.
El medio Politico reveló un mensaje que Comey envió a sus colegas donde afirma haber sido “despedida sumariamente” sin explicación por parte del Departamento de Justicia. “El miedo es la herramienta de un tirano”, advirtió en su misiva, en lo que muchos interpretan como una crítica indirecta al expresidente Donald Trump.
El despido coincide con la reciente apertura de una investigación penal no revelada contra su padre, un conocido opositor de Trump. Durante su presidencia, Trump despidió a James Comey cuando investigaba presuntos vínculos de su campaña con Moscú en 2016.
Maurene Comey fue una de las fiscales que procesó a Ghislaine Maxwell, cómplice de Epstein, y que participó en las pesquisas sobre la red de tráfico sexual del millonario. La falta de avances en divulgar la supuesta “lista de clientes” de Epstein ha generado frustración, especialmente entre sectores conservadores que acusan al sistema judicial de encubrimiento.
Trump enfrenta presiones de su propia base para que revele los nombres relacionados con Epstein. Sin embargo, el Departamento de Justicia insiste en que no hay evidencia concluyente sobre chantajes o extorsiones a personalidades.
El caso Comey aviva la tensión entre el poder judicial y la política partidista en EE.UU., especialmente cuando se involucran intereses de alto perfil, conspiraciones y figuras históricas como Epstein.