El oso negro identificado como ejemplar 134, capturado recientemente en Allende, Nuevo León, volvió a merodear las calles en busca de basura. Según reportó Parques y Vida Silvestre del estado, el animal ha desarrollado un hábito peligroso: alimentarse de desechos urbanos, lo que lo expone a enfermedades, atropellos y contacto humano.
“Una vez que se habitúan a comer residuos, difícilmente dejarán de buscarlos”, explicó el veterinario David Carrera. El oso ya había sido reubicado en la Sierra Madre Oriental, pero ha regresado varias veces a zonas como Valle Alto.
El riesgo no se limita a este ejemplar. El pasado 21 de junio, otro oso murió atropellado en la carretera nacional. Y el 23 de junio, un puma fue visto cazando un gato doméstico en la colonia Sierra Alta, lo que ha despertado preocupación sobre su estado de salud.
Carrera hizo un llamado urgente a los ciudadanos, especialmente a quienes viven cerca de la montaña: “Nuestra ciudad está llena de montañas y debemos aprender a convivir con la fauna. Controlar la basura es clave.”
El mensaje es claro: ser buenos vecinos no es solo un acto de civismo, sino también de supervivencia, tanto para humanos como para los animales silvestres.