Ciudad Juárez — La tensión en el sudeste asiático alcanzó un nuevo punto crítico este jueves, cuando tropas de Tailandia y Camboya intercambiaron disparos en una zona fronteriza en disputa. El enfrentamiento, que dejó al menos tres soldados tailandeses heridos, ha encendido alarmas regionales y reavivado un conflicto histórico marcado por viejas heridas y minas explosivas.
Según el Ejército Real Tailandés, un grupo camboyano armado con lanzacohetes se posicionó frente a una base en Surin. Las autoridades aseguran que fueron atacados primero, mientras Camboya acusa una “incursión no provocada”.
Hun Sen, expresidente y actual titular del Senado camboyano, denunció que provincias de su país fueron bombardeadas por artillería tailandesa. La situación escaló aún más tras la expulsión mutua de embajadores entre ambos gobiernos.
La disputa se intensificó con un nuevo incidente de minas terrestres, donde un soldado tailandés perdió una pierna. Tailandia acusa a Camboya de colocarlas recientemente, mientras Phnom Penh rechaza las acusaciones por considerarlas infundadas.
El gobierno tailandés cerró varios pasos fronterizos y advirtió a los residentes cercanos al templo Ta Moan Thom que se preparen para una posible evacuación. El templo, enclavado en una región montañosa sin delimitación clara, es uno de los puntos más conflictivos en los 817 km de frontera.
Aunque no se han reportado muertes recientes, la amenaza de un nuevo conflicto armado vuelve a oscurecer las relaciones diplomáticas. La comunidad internacional observa con preocupación una disputa que ya cobró vidas en 2011 y que podría encender un polvorín geopolítico en Asia.
 
			         
														