“No hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no se llegue”, reza el refrán, y este lunes 20 de enero se convertirá en un día histórico con la llegada del presidente Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, acompañado por una serie de amenazas a los mexicanos.
Entre lo más destacado del evento estuvo la presentación de una ambiciosa lista de propuestas delineadas como un plan para “restaurar” y fortalecer a Estados Unidos, todo bajo un clima de incertidumbre y polarización que se venía desatando desde la campaña del ahora presidente.
Estas medidas, que pronto se convertirán en disposiciones ejecutivas del presidente número 47 de los Estados Unidos, implicarán una serie de desavenencias y fuertes negociaciones con el gobierno de México, lo cual seguramente traerá graves consecuencias para el país mexicano.
Una de las amenazas de Trump, que muchos pensaban no se concretaría, es la implementación de políticas drásticas para la frontera sur, incluyendo la declaración de emergencia nacional y el regreso de millones de inmigrantes indocumentados a sus países de origen.
La reinstauración del programa “Permanece en México” y la terminación de la práctica de “captura y liberación” representan un enfoque rígido que podría tener implicaciones humanitarias significativas.
Por lo pronto, la llegada del empresario a la presidencia de los Estados Unidos ya ha asestado un duro golpe a miles de migrantes que esperaban poder ingresar a territorio norteamericano tras solicitar asilo político. Muchos de ellos se encontraron con la cancelación de sus citas y la interrupción de la aplicación CBP One, dejándolos en una situación de incertidumbre y desesperación.
Por otra parte, Trump mantuvo su retórica de “invasión” al afirmar que en breve designarán a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. Esto maximiza el riesgo de exacerbar las tensiones y los conflictos con México, donde la presidenta Claudia Sheinbaum ha declarado que no “agacharán la cabeza”.
Prometió reducir la inflación mediante acciones ejecutivas, lo que suena prometedor. Sin embargo, para muchos ambientalistas la reactivación de la perforación y explotación de recursos energéticos, con un enfoque en gas y petróleo, provocaría un impacto negativo al medio ambiente y a la sostenibilidad.
Terminar con el “Nuevo Acuerdo Verde” puede ser un golpe para los esfuerzos de combate al cambio climático, aunque podría ganar apoyo entre aquellos preocupados por los costos económicos de las políticas ambientales, opinaron varios especialistas en el tema.
Su propuesta de aumentar los aranceles e impuestos a países extranjeros, en especial a México y Canadá, puede desencadenar represalias y afectar negativamente a los consumidores y exportadores estadounidenses.
La creación de un Servicio de Fiscalía Externa para gestionar los ingresos por aranceles añade una capa burocrática que podría ser cuestionada por su eficiencia.
La política del gobierno también propone la creación de un Departamento de Eficiencia Gubernamental y poner fin a la censura son medidas que podrían ser bien recibidas por aquellos que claman por mayor transparencia y menos regulación. No obstante, la implementación práctica de estas ideas puede ser complicada y suscitar debates sobre los límites de la libertad de expresión, dicen algunos expertos en el tema.
Así como eliminar políticas basadas en género y raza puede parecer un intento de promover la igualdad, pero también puede borrar los avances logrados en la lucha por los derechos de las minorías y la inclusión. Reconocer oficialmente solo dos géneros y restringir teorías sociales en las fuerzas armadas podría ser visto como un retroceso en los derechos LGBTQ+ y la diversidad.
Durante la ceremonia protocolaria el presidente también habló de construir un ejército más fuerte y enfocado en la defensa nacional, evitando conflictos innecesarios, suena razonable. Sin embargo, recuperar el control sobre el Canal de Panamá plantea dudas sobre la viabilidad y la necesidad de tal medida en el contexto geopolítico actual.
El compromiso de enviar astronautas estadounidenses a Marte es ambicioso y podría revitalizar el espíritu de exploración e innovación. No obstante, es crucial balancear estos objetivos con las necesidades más inmediatas de la nación.
El presidente también resaltó durante la ceremonia de juramentación renombrar el Golfo de México como “Golfo de América” y restaurar el nombre “Monte McKinley”, para muchos esto son simbolismos clásicos de los líderes populistas, pero en contraste para los norteamericanos son vistas como intentos de alimentar un nacionalismo excesivo.
Las propuestas de Trump presentan una visión de cambio radical que puede atraer a muchos por su audacia, pero que también debe ser examinada cuidadosamente por sus posibles repercusiones