El Departamento de Defensa de Estados Unidos acaba de ordenar el despliegue de otros tres mil militares en la frontera con México, con el objetivo de intensificar la vigilancia contra la migración ilegal. Un equipo de combate de la Brigada Stryker, junto a equipos blindados y un batallón de aviación, se incorporarán en los próximos días a las operaciones de seguridad en la zona. Según el Pentágono, estos esfuerzos se centran en “sellar” la frontera y evitar el paso de migrantes no autorizados.
Con este refuerzo, la presencia militar en la frontera estadounidense se elevará a aproximadamente nueve mil efectivos, quienes estarán trabajando en conjunto con el Departamento de Seguridad Interior, que supervisa a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza. Mientras tanto, el jefe de la Patrulla Fronteriza, Mike Banks, informó que actualmente se están deteniendo solo 280 solicitantes de asilo en promedio, una cifra que representa una drástica reducción del 95% respecto a hace un año, cuando la patrulla detenía a más de cuatro mil migrantes diariamente.
Banks atribuye esta disminución al endurecimiento de las sanciones impuestas por la administración del expresidente Donald Trump, quien aseguró que “cuanto mayor es el castigo, mayor es el elemento disuasorio”. En este contexto, el gobierno de Estados Unidos ha implementado nuevas restricciones que obligan a los migrantes a solicitar asilo desde sus países de origen en lugar de hacerlo en la frontera.
A pesar de estos esfuerzos, las cifras de detenciones continúan siendo bajas, un indicativo de que las políticas de disuasión están generando efectos. Mientras tanto, el gobierno de México también ha desplegado a diez mil miembros de la Guardia Nacional en su frontera sur, lo que ha ayudado a reducir los flujos migratorios hacia Estados Unidos. Sin embargo, el impacto de estos refuerzos es aún un tema de debate.
