El Gobierno de México ha dado un golpe contundente al crimen organizado con el éxito de la “Operación Frontera”, una serie de operativos realizados en los estados fronterizos del norte del país, que resultaron en la detención de 111 personas y el decomiso de un impresionante arsenal de armas y drogas. En tan solo dos días, las autoridades aseguraron 54 armas de fuego, incluidos 20 de origen estadounidense, además de miles de cartuchos y cargadores.
Los operativos se extendieron por seis estados: Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, donde también se confiscaron más de 14 kilogramos de marihuana, casi 400 kilos de cocaína, metanfetamina y heroína, así como una alarmante cantidad de fentanilo. El gobierno destacó la efectividad de la operación, que también incluyó la confiscación de vehículos y propiedades vinculadas al crimen organizado.
A pesar de la magnitud de los resultados, las autoridades aseguraron que todo se hizo en estricto apego a la ley y respetando los derechos humanos de los detenidos. Esta operación ha demostrado el compromiso del gobierno mexicano por frenar el tráfico de armas y drogas en las zonas fronterizas, una región donde el crimen organizado ha tenido una creciente presencia.