Lo que inició como una inocente curiosidad terminó en un operativo de rescate. En el Centro Comunitario Mason, en Ohio, un niño quedó atrapado dentro de una máquina expendedora de peluches, provocando la movilización de la policía y los bomberos locales.
El menor, que se encontraba con su familia participando en actividades de verano, se introdujo por la ranura inferior del aparato sin imaginar que no podría salir. Video de seguridad y testimonios confirman que el pequeño logró entrar por el compartimiento donde se recogen los premios.
Un transeúnte notó la escena y alertó a las autoridades. Una docena de rescatistas llegó al lugar, desconectó la máquina y desmontó cuidadosamente su estructura para liberar al niño, quien afortunadamente no resultó herido.
El caso reabrió el debate sobre los riesgos que estas máquinas representan para los niños y la ética detrás de su programación. Algunas permiten ajustar la fuerza de la garra y la frecuencia de premios, lo que plantea preguntas sobre si estos juegos son realmente justos o están diseñados para frustrar.
La máquina fue reparada y volvió a operar el mismo día, pero el incidente dejó una lección sobre supervisión infantil y la seguridad en centros recreativos.
