El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acaba de provocar un terremoto en la geografía mundial al anunciar que el Golfo de México será rebautizado oficialmente como “Golfo de América”, al menos en la plataforma continental estadounidense. Esta decisión ha generado un aluvión de reacciones, desde el fervor de sus seguidores hasta el rechazo rotundo de la comunidad internacional.
Mientras sus partidarios celebran el gesto como un triunfo de la soberanía estadounidense, los críticos no han tardado en cuestionar la legalidad y la sensatez de la modificación, señalando que Trump carece de la autoridad para cambiar el nombre de un cuerpo de agua de importancia internacional.
La Encyclopaedia Britannica, una de las fuentes más respetadas a nivel mundial, no se ha quedado callada. A través de sus redes sociales, ha declarado que mantendrá el nombre tradicional del “Golfo de México”, subrayando que este cuerpo de agua pertenece a varios países y no está bajo el control de una sola nación.
“Nos dirigimos a una audiencia global que no se limita a los Estados Unidos”, explicó la enciclopedia. “El Golfo de México es un cuerpo de agua internacional, y la autoridad de EE. UU. para cambiar su nombre es ambigua”, aseguraron.
Con más de 425 años de historia, el “Golfo de México” es un término profundamente arraigado en la cultura global. Y aunque el gobierno de Trump pueda hacer modificaciones dentro de su territorio, la Encyclopaedia Britannica dejó claro que no cederá a presiones.
El cambio de nombre ha generado una división sin precedentes en la comunidad internacional, y las autoridades académicas se posicionan firmemente en defensa de la historia y la geografía compartida de este vasto cuerpo de agua.