La compañía Stellantis, propietaria de Chrysler, Jeep y Dodge, ha anunciado la suspensión de su producción en varias plantas de México y Canadá debido a los aranceles del 25% impuestos por el gobierno de Donald Trump a los vehículos fabricados fuera de EE.UU.
A partir de este jueves, todos los autos ensamblados fuera del territorio estadounidense deberán pagar este impuesto, y a partir del 3 de mayo la medida también afectará a las autopartes. Esta decisión pone en riesgo miles de empleos en la región.
La empresa confirmó el cierre temporal de su planta en Windsor, Canadá, durante dos semanas, lo que afectará a más de 4,000 trabajadores. En esta ciudad, donde la economía gira en torno a la industria automotriz, la preocupación crece ante la posibilidad de más cierres y quiebras de proveedores.
En México, el impacto también es inminente, ya que Stellantis detendrá la producción en algunas de sus plantas. La empresa declaró que aún está evaluando los efectos de los aranceles y que mantiene conversaciones con la administración de Trump en busca de soluciones.
Tanto Stellantis como Ford y General Motors han advertido que los aranceles podrían elevar drásticamente los precios de los vehículos, alejando a los compradores y afectando el mercado automotriz en su conjunto.
Las medidas de Trump, que buscan incentivar la producción dentro de EE.UU., están generando incertidumbre y podrían desencadenar una crisis en el sector automotriz de Norteamérica.