Washington, D.C.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró en una entrevista con Fox News que estaría dispuesto a levantar las sanciones económicas impuestas a Irán si el régimen demuestra una clara voluntad de actuar con fines pacíficos. La declaración llega en un contexto de alta tensión, tras recientes ataques dirigidos por EE.UU. a instalaciones nucleares iraníes.
“Tenemos las sanciones activas. Si hacen lo correcto, si pueden ser pacíficos y si pueden demostrarnos que no van a causar más daño, levantaría las sanciones”, afirmó Trump.
Las declaraciones del mandatario reflejan una postura dual: mantener una línea dura mientras abre la puerta a una posible distensión, siempre y cuando Irán cumpla con ciertas condiciones. Sin embargo, desde Teherán, la respuesta fue contundente.
El gobierno iraní calificó a Trump de “mentiroso” y “cobarde”, rechazando cualquier posibilidad de diálogo bajo presión. A través de un comunicado, aseguró que “ningún iraní ha pedido entablar conversaciones” y reiteró que no negociará mientras Estados Unidos mantenga sus políticas de asfixia económica.
Desde febrero, Trump ha intensificado su estrategia de “máxima presión”, firmando órdenes ejecutivas que han ampliado significativamente las sanciones. Las más recientes acciones del Departamento del Tesoro apuntan a más de 30 individuos y entidades involucradas en esquemas de “shadow banking” vinculados al financiamiento de programas nucleares y de misiles. Asimismo, se sancionó a empresas y embarcaciones por transportar tecnología militar y drones.
Entre el 24 y 26 de junio, en un gesto ambiguo, Trump señaló que China podría continuar comprando petróleo iraní luego del alto al fuego con Israel. No obstante, la Casa Blanca aclaró que esto no representa una relajación oficial de las sanciones, sino una medida temporal orientada a la reconstrucción de la región, sin ceder en la presión económica.
El viernes anterior a la entrevista, el mandatario había considerado suavizar algunas restricciones tras el alto al fuego, pero se retractó tras las declaraciones del líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jameneí, quien proclamó una victoria moral sobre Estados Unidos e Israel.
Aunque Trump ha dejado entrever cierta flexibilidad en su política hacia Irán, la tensión entre ambos países parece lejos de disiparse. Las señales cruzadas desde Washington contrastan con la firme negativa iraní a cualquier negociación en el marco actual, lo que presagia un camino diplomático aún incierto.