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Contener crisis, un arte

En lo que va de la Cuarta Trasformación, casi siete años en el ejercicio del poder, han dejado claro que para enfrentar situaciones adversas no tienen otra forma de comportamiento que el autoritarismo

by JRZnoticias
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El Juglar de la Red

Por: Rafael Cano Franco

En lo que va de la Cuarta Trasformación, casi siete años en el ejercicio del poder, han dejado claro que para enfrentar situaciones adversas no tienen otra forma de comportamiento que el autoritarismo, la descalificación del rival y la cerrazón; pero no saben atender crisis y en ese punto se han vuelto vulnerables y predecibles.

Veamos algunos ejemplos recientes:

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Vamos a empezar con una conocida local, la senadora Andrea Chávez, una joven mujer ambiciosa, con un futuro político que la estaba posicionando como la aspirante más fuerte a la gubernatura de Chihuahua –y según algunas encuestas todavía va a la cabeza–, se le veía fuerte y poderosa, con padrinazgos políticos que la arropaban y le financiaban sus actividades en la entidad.

Pero un reportaje, uno solo, la hizo trastabillar e incluso la expuso como una eventual violadora de la ley electoral al estar realizando una campaña electoral anticipada; luego, cuando la investigación periodística abundó un poco, no tuvo argumentos válidos para explicar de dónde salía el financiamiento y a cambio de qué era ese apoyo.

Si algo mostró Andrea Chávez es que su cuarto de crisis es: o muy malo o inexistente. Es inconcebible que políticos con posibilidades de trascender a puestos de tan alta relevancia sean tan pobres en su concepción de hacer política y tenga tan poca preparación para atender crisis.

Hoy, la senadora Andrea Chávez no quita el dedo del renglón en sus aspiraciones, pero es evidente que las circunstancias que rodean a su principal aliado, Adán Augusto López, también pesan en su contra.

El mismo Adán Augusto López es otro de los casos de políticos de Morena que son pésimos para atender los temas de crisis; luego de que se hiciera público el caso de su ex secretario de seguridad, Hernán Bermúdez y que a este se le acusara de ser el líder del grupo criminal “La Barredora”, se veía venir una andanada contra el Coordinador de Morena en el Senado.

Pero en lugar de preparar un plan de contingencia y tratar de minimizar los daños, lo que hizo fue esconderse y negarse a hablar del tema. No es que debiera contar todo a pie juntillos, pero una versión oficial, una explicación y una o dos entrevistas sobre el tema bien pudieron ayudarle a paliar los efectos negativos que estaban desencadenándose.

Pero optó por huir, por esconderse, no dar la cara, dejó de ir al Senado y con eso solamente agravó la crisis porque la dejó crecer sin control.

Ahora, de aquel personaje todopoderoso y que mandaba en el Senado, lo que queda es un político al que otros senadores le gritan narco en su cara, le faltan al respeto, no le temen y menos buscan lograr acuerdos políticos. Se quedó como coordinador, pero evidentemente sigue noqueado de pie.

¿Quién lo asesoró? No se sabe. Hay quienes dicen que el mismo planificó su estrategia de defensa y si esto fue así entonces hay que decirle “El que solo se enseña, buen tarugo tiene por maestro”.

Ahí les va otro caso, el de la diputada Diana Karina Barreras Samaniego, “Dato Protegido”, una mujer que aspiraba a ser candidata a la alcaldía de Hermosillo, pero tuvo la genial ocurrencia de denunciar a una ciudadana, Karla María Estrella Murrieta, por violencia política de género y además presionó a sus amigos en el Tribunal Electoral del Poder Judicial para que le dieran el gane legal.

Se le vino una andanada que la dejó marcada por vida; durante más de treinta días fue la comidilla nacional, una caricatura, un meme, a quien la sociedad ridiculizó y le endosó todo tipo de calificativos despreciativos; ahora, ni los de su partido la quieren cerca por temor a que les contagie la mala imagen.

Cometió el error de desestimar el nivel de crisis comunicacional en el que estaba inmersa, se negó a escuchar consejos y tomó decisiones equivocadas, cada vez peores y producto de la desesperación y del acoso al que estuvo sometida.

Hoy, “Dato Protegido” es una especie de zombi cuya vida política es artificial y s estancó definitivamente; no gana ni la elección de una sociedad de padres en una escuela primaria.

Finalmente, tenemos a Gerardo Fernández Noroña, un personaje que construyó una imagen de luchador social desde la oposición, un constante dolor de cabeza para los gobiernos del PRI y del PAN, un porro que siempre tenía al alcance la frase hiriente, el comentario lacerante y la picardía de quien se enfrenta al poderoso.

Pero todo cambió cuando tuvo poder. De pronto su imagen se diluyó: apareció el soberbio, el prepotente, el que grita para acallar las voces que lo critican, el político superfluo que gusto de lujos y vive en el boato.

Varias crisis le estallaron y jamás se ocupó de atenderlas, en todo caso trato de acallarlas con mentiras y arrogancia.

Por eso cuando salió a la luz pública que era dueño de una casa valuada en 12 millones de pesos, en Tepoztlán, Morelos, su imagen de redentor de los pobres se acabó por derrumbar y estaba inmerso en el escándalo cuando se vino el zafarrancho en el senado.

Gerardo Fernández Noroña intentó ser la víctima, pero el juicio popular estaba ya marcado, él era el Villano mayor y su contrincante, Alejandro Moreno, un villano menor.

Las expresiones en redes sociales y los comentarios en radio dan cuenta de la impopularidad de Gerardo Fernández Noroña, un personaje que fue el tercero más votada en la elección interna de Morena para ser candidato presidencial, pero que pasó a convertirse, por el manejo de crisis que tiene, en la burla nacional.

En los cuatro casos es claro que todos han intentado ser la víctima, pero no han operado con la fuerza y astucia para conseguir ese objetivo; lo que sí han logrado cuando ya hay un veredicto del pueblo es terminar como los grandes villanos de la película.

¡Aaah, pero luego dicen que comunicar es fácil!

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