–Algarabía, ausencias y candidaturas voladoras
–Maru Campos y el arte de la indirecta
–Promesas, gorras y el edificio de la esperanza
Después de todo el teje y maneje que se armó desde el PAN estatal para sacar un candidato de unidad, ayer por fin los panistas terminaron por ungir a Ulises Pacheco Rodríguez como nuevo presidente del Comité Directivo Municipal del PAN de juaritos.
Dicen que el poder se nota y vaya que Daniela Álvarez, la mera mera del PAN estatal, no lo disimuló en lo absoluto. Bastó con que apareciera la gobernadora Maru Campos en la asamblea municipal para que todos entendieran quién mueve los hilos y quién trae la bendición desde Palacio.
Ahí, frente a todos los azules, el nuevo dirigente partidista juarense quedó más que ratificado y hasta apapachado.
El salón del Cibeles estaba a reventar, ni un alfiler cabía. El ambiente, fue de fiesta de algarabía, de porras y risas, terminó contagiando hasta al más serio y animando a los panistas de hueso colorado a echar las campanas al vuelo: según ellos, ahora sí el PAN va a volver con todo a Ciudad Juárez.
Pero, como bien dice el dicho, “una golondrina no hace primavera”, y tampoco basta con una asamblea para que el PAN se ponga los guantes y salga a pelear fuerte en las elecciones del 2027. Todavía les falta cancha, un buen candidato y demostrar que pueden dar el ancho aquí en la frontera.
Ahora sí que, por más abrazos y vítores que se escucharon en la asamblea, falta que esa “unidad” que tanto cacarean se traduzca en algo más que puro relajo. Porque una cosa es echar porras y otra saber sumar de verdad, tener tantita autocrítica y bajarle al ego.
Que no se les olvide: la pura fiesta no gana elecciones, y si de veras quieren dar pelea en la próxima, les urge sacar la empatía del cajón y, sobre todo, encontrar un candidato que en serio conecte con la raza.
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Dicen algunos de triple lengua que la aparición de la gobernadora Maru Campos en la asamblea municipal del PAN, la neta, fue señal de que el nerviosismo ya les caló en serio por los números que lanzan las encuestas en Juárez, donde el PAN nomás no prende ni con encendedor de soplete.
Ni el dirigente que acaba de entrar ni el que se fue han podido levantar el ánimo de los fronterizos y, mientras tanto, los morenistas andan tan sobrados que hasta parece que pueden lanzar hasta al “Pañalitos Domínguez Alderete” y de todos modos arrasan.
El PAN nomás no logra enchufarse con los juarenses y, para colmo, el runrún es que Juárez ya se volvió territorio casi vedado para los azules. ¿La razón? Los programas sociales están haciendo lo suyo: becas nuevas para mujeres de 60 a 64 años, más lanita para los apoyos tipo Rita Cetina y los de 65 y más que no paran de crecer, y lo que se les ocurra de aquí al 2027.
Así que la cuesta está bien empinada, y si los panistas no le mueven a la estrategia, se van a seguir estampando contra la misma pared… y eso que las señales ya se las mandaron claritas.
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Vaya que la Asamblea Municipal del PAN este fin de semana dejó mucha tela de dónde cortar. El tema que más llamó la atención, sin duda, fue el desfile de los suspirantes a la candidatura por la presidencia municipal de Juárez: ahí anduvieron Sergio Nevárez, Gil Loya y Austria Galindo, cada uno presumiendo lo suyo.
La neta, muchos panistas dudan que el candidato que realmente pueda darle pelea a Morena salga de las filas propias; lo de hoy es preguntarse si el “bueno” estuvo en el salón o habrá que irlo a buscar fuera… porque los de casa nomás no convencen.
Ya entre pasillos se comenta que, a nivel nacional, el PAN comienza a coquetear con la idea de abrir la puerta a candidaturas externas. Y es que, si de valor de marca se trata, aquí en Juárez con los de siempre no les alcanza ni para el arranque.
Van a seguir en las mismas que los demás candidatos, y miren que el único que de plano le sumó votos al PAN fue el buen Javier González Mocken (que en paz descanse), y eso que apenas logró juntar como 120 mil sufragios.
Eso sí, el que llegó echando más ruido fue Gil Loya, que se apareció con su raza de Seguridad Pública: Gerardo Rivas, Itzel Castillo y demás de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, como si de plano viniera a tomar protesta. Sergio Nevárez, en cambio, se quedó en modo discreto, sin mucha faramalla, mientras Austria Galindo pasó de noche, casi ni quien la notara.
Y ojo, que en su mensaje la gobernadora Maru Campos sólo dio mención y aplausos a Nevárez y a Loya, pero a Austria ni la peló. A Nevárez le reconoció su chamba al frente de la JMAS y a Loya, hasta lo puso de pie para que recibiera el aplauso de los panistas. Por lo que se ve, la moneda sigue en el aire y la baraja sigue abierta…
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Ahora sí que la Asamblea del PAN estuvo llena de ausencias que llamaron la atención, y no solo porque faltaron los corralistas de siempre, sino porque ni los expresidentes del partido se dignaron a aparecer.
Y eso que Jorge Espinoza, quien andaba bien animado para entrarle al quite, terminó bateado nomás porque ya había candidato de unidad para dirigir el changarro.
Tampoco asomó la cara Héctor Arreola, ni el buen Rogelio Loya, aquel excandidato que soñaba con gobernar Juárez. Para acabarla de amolar, la lista de los ausentes de peso incluyó a Abelardo Valenzuela y Rubén Trejo, quienes tuvieron que renunciar al PAN para agarrar chambas en la Fiscalía Anticorrupción y como juez civil, respectivamente. Lo bueno es que hay unidad y mano izquierda.
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La verdad, la gober Maru Campos sigue conectando puro jonrón, bateando tres de tres sin despeinarse. Apenas se acababa de dar un buen agarrón con el empresario “carnicero” Eugenio Baeza —que no perdió chance de echarle tierra al gobierno por la supuesta falta de obras e infraestructura—, cuando ayer aquí Maru, con esa sonrisa de quien ya se la sabe, les mandó un par de recaditos entrelíneas a los panistas durante su intervención en la Asamblea Municipal.
El primero en la lista fue el regidor Alejandro Jiménez, mejor conocido en la grilla como “Jimenotas” —apodo cortesía del columnista estrella de Chihuahua, con sede allá por el Pronf—. Ahí, la gober le tiró que luego le echaba un telefonazo para darle unos “tips” sobre cómo no dejarse mangonear en el Cabildo, así en modo coach, pero con jiribilla política.
Y es que en el oscuro mundo de la grilla municipal, todos saben que Jimenotas ya cayó redondito en las mieles, los apoyos y las prebendas que le deja el municipio color guinda. Maru, sin filtro y con la franqueza que la distingue, lo dejó como estatua: el aludido nomás respiró hondo y tragó saliva.
Pero ojo, que no solo fue Alex Jiménez el que se llevó el jalón de orejas. También le tocó a los “baby boomers” de la “Familia Feliz”, esa dinastía que todavía mueve lo que queda del partido, representados por el exalcalde Ramón Galindo Noriega. A él le dieron chance de soltar un mensaje medio flojo y Maru, sin pelos en la lengua, confesó que lidiar con los muchachones de la familia es misión imposible, pero ni modo, toca apechugar.
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La presidenta estatal, Daniela Álvarez, se lució con discurso emotivo y la promesa de poner en orden el predial del edificio panista. No es menor: si el partido quiere gobernar, primero que pague sus cuentas.
De paso, presumió la entrega de gorras azules, porque la estrategia es clara: recorrer colonias, tocar puertas y hacer que el PAN vuelva a ser visto… aunque sea por el color de los accesorios.
No podía faltar el homenaje al conta Osvaldo Martínez que lleva tres décadas sirviendo al partido. En el PAN, la lealtad se mide en años más que en resultados.