En un contexto internacional, la reciente resolución del panel de solución de controversias del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha generado un profundo debate. Esta decisión obliga a México a revisar sus políticas sobre el uso del maíz transgénico, lo que ha provocado una fuerte respuesta del gobierno mexicano.
A tan solo un kilómetro de la frontera con Estados Unidos, la presidenta Claudia Sheinbaum reafirmó el compromiso de México de proteger su soberanía alimentaria y la biodiversidad de su suelo agrícola.
Aseguró que, a pesar del fallo a favor de Estados Unidos, el país «le dará la vuelta» a la resolución en favor de la prohibición del maíz transgénico.
El panel del T-MEC dictó que México debe permitir la siembra y comercialización de maíz transgénico o enfrentarse a la posibilidad de aranceles severos impuestos por Estados Unidos y Canadá. De acuerdo con la resolución, si México no cambia sus políticas antes del 3 de febrero de 2025, se impondrían tarifas arancelarias a productos mexicanos, lo que afectaría negativamente las exportaciones del país.
Sin embargo, el gobierno mexicano tiene una postura clara. Sheinbaum expresó su desacuerdo con la resolución, indicando que no permitirá la siembra de maíz transgénico en México, ya que esta práctica podría poner en peligro la biodiversidad agrícola del país y su seguridad alimentaria.
El maíz es un símbolo fundamental en la historia y la cultura de México. Originario de Mesoamérica, esta planta ha sido el eje de la alimentación y el sustento de diversas civilizaciones prehispánicas.
En la actualidad, sigue siendo el alimento básico de millones de mexicanos, con variedades nativas que forman parte de la identidad cultural del país.
Claudia Sheinbaum subrayó que la protección del maíz tradicional es vital no solo para el bienestar de los mexicanos, sino también para preservar la biodiversidad del país. Según sus palabras, «sin maíz no hay país», haciendo hincapié en la importancia de mantener el maíz nacional frente a los intereses comerciales del maíz transgénico.
La prohibición de maíz transgénico en México no es solo una decisión política, sino una medida estratégica para garantizar la salud ambiental del país. La adopción de variedades modificadas genéticamente de maíz podría afectar no solo la biodiversidad, sino también la agricultura sustentable que ha caracterizado al país a lo largo de su historia.
El programa de «Jóvenes Construyendo el Futuro», por ejemplo, ha sido un esfuerzo importante del gobierno mexicano para asegurar que los jóvenes del país tengan acceso a trabajos dignos y educación en sectores como la agricultura sustentable. De ser aprobada la prohibición, los jóvenes en este programa podrían ver una oportunidad significativa para involucrarse en el cultivo de maíz tradicional y en el desarrollo de nuevas tecnologías agrícolas que respeten el medio ambiente.
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