La FGR investiga a Laboratorios Collins por un posible desvío de un medicamento controlado que es utilizado para fabricar una peligrosa droga sintética.
La Fiscalía General de la República (FGR) ha encendido las alarmas tras la desaparición de 132,500 pastillas de carisoprodol, un fármaco controlado que, al mezclarse con opioides, se convierte en la temida “droga de la felicidad”, una sustancia que ya está causando estragos similares al fentanilo entre los consumidores en Estados Unidos.
La investigación, revelada por Latinus, apunta a Productos Farmacéuticos Collins, un laboratorio con sede en Guadalajara, cuyo historial está marcado por sospechas de lavado de dinero y tráfico de precursores químicos. Su presidenta ejecutiva, María Teresa Tirado Díaz, se encuentra en el ojo del huracán, pues la empresa no reportó el destino de los frascos de Somacid, nombre comercial del carisoprodol en México.
Un medicamento con un oscuro historial
El carisoprodol es un relajante muscular que bloquea la sensación de dolor entre los nervios y el cerebro, pero su potencial adictivo y su uso en drogas de diseño ha llevado a que su venta sea prohibida en Europa desde hace una década. Canadá también anunció recientemente medidas severas para regularlo.
Su comercialización en México está estrictamente controlada, por lo que las autoridades se alarmaron cuando Laboratorios Collins justificó la desaparición de los frascos alegando que fueron donados a seis organizaciones de asistencia social. Sin embargo, la fiscalía descubrió que estas instituciones negaron haber recibido los medicamentos, lo que apunta a una posible falsificación de facturas para encubrir su destino.
De Guadalajara al mercado negro
El valor de este medicamento en el mercado negro podría alcanzar los 13 millones de pesos, pues es clave en la elaboración de la “droga de la felicidad”, una sustancia que potencia la relajación y la indiferencia al mundo, pero que genera adicción y ya ha causado muertes en Estados Unidos.
Las autoridades sospechan que este lote de pastillas podría haber sido desviado a través de un esquema similar al utilizado por los cárteles para traficar fentanilo. La DEA y el Departamento de Justicia de EE.UU. han lanzado alertas, ya que se ha detectado la venta ilegal de este medicamento en farmacias mexicanas cercanas a la frontera con California y Arizona.
Un laboratorio bajo la lupa
No es la primera vez que Laboratorios Collins es señalado por actividades ilícitas. En 2008, el Departamento del Tesoro de EE.UU. lo incluyó en su lista de empresas ligadas al narcotráfico, debido a sus presuntos vínculos con los hermanos Amezcua, conocidos como “los reyes de las metanfetaminas”. Aunque logró salir de la lista en 2015, en 2020 la Unidad de Inteligencia Financiera en México volvió a investigarlo como parte del “Operativo Agave Azul”, en el que se identificaron empresas relacionadas con el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Ahora, con la desaparición de estas 132,500 pastillas, la FGR busca determinar si Laboratorios Collins desarrolló un esquema para infiltrar el mercado negro con un fármaco legal y altamente adictivo.
La investigación sigue en curso y se teme que el medicamento ya haya cruzado la frontera con Estados Unidos, donde su consumo está en aumento y su impacto podría ser devastador.