Tras una intensa operación de búsqueda de casi dos días, las autoridades estadounidenses lograron capturar a Vance Boelter, de 57 años, el principal sospechoso del brutal asesinato de la congresista estatal demócrata Melissa Hortman y su esposo, ocurrido en su residencia en Minneapolis, Minnesota. El caso ha conmocionado a la opinión pública no solo por el perfil de las víctimas, sino también por la violencia y el trasfondo ideológico que se presume detrás del crimen.
Boelter fue hallado en una zona rural a varios kilómetros del lugar del crimen. La policía había activado una alerta nacional y el FBI ofrecía una recompensa de hasta 50 000 USD por información que condujera a su captura. Al momento de su detención, las autoridades encontraron en su vehículo un manifiesto escrito a mano, con declaraciones extremistas y una lista de personas y organizaciones presuntamente “enemigas de la nación”, incluyendo funcionarios públicos y clínicas de aborto.
Además, se conoció que poco antes de huir, Boelter envió un mensaje de texto a su compañero de vivienda donde decía: “Ya está hecho. Espero que todo tenga sentido algún día. No me busques, no me encontrarás”. Esto fue interpretado por los investigadores como una señal de que planeaba quitarse la vida o escapar de forma definitiva.
La fiscalía federal no ha descartado que se trate de un crimen de odio con motivaciones políticas, lo que podría escalar el caso a nivel federal por terrorismo doméstico. Además de la congresista Hortman y su esposo, el senador estatal John Hoffman y su esposa resultaron gravemente heridos en el mismo ataque y se encuentran hospitalizados en condición crítica.